6 Mitos sobre los lentes y gafas de contacto.

¿Cuántas veces has escuchado o te han contado «verdades» sobre el uso de gafas o lentes de contacto? Seguramente alguna vez has oído que los lentes de contacto pueden irse detrás del ojo, que las gafas de sol solo se usan en días soleados o que el mantenimiento de los lentes de contacto es muy difícil.

¡Te adelantamos que todas estas afirmaciones son mitos! Es probable que estas creencias incluso te hayan impedido probar lentes de contacto o hayan afectado tu salud visual.

Para despejar cualquier duda, hemos reunido los 6 mitos más comunes sobre gafas y lentes de contacto. ¡Vamos a combatir la desinformación ocular!

Gafas graduadas

Mito 1: «Las gafas de sol solo son para días soleados»

Hoy en día, la tecnología de las gafas de sol ha avanzado lo suficiente como para que su uso no se limite únicamente a días soleados.

Las lentes polarizadas, además de reducir el brillo y proteger contra los rayos UV, también son útiles en días lluviosos o nevados, donde los reflejos pueden afectar la visión.

Recuerda siempre comprar tus gafas de sol en una óptica certificada, ya que las imitaciones pueden ser peligrosas para tus ojos al no contar con los filtros de protección adecuados.

Mito 2: «Usar gafas reduce la graduación. No usarlas la aumenta»

El objetivo principal de las gafas graduadas es proporcionar mayor comodidad visual, corrigiendo los problemas de visión. Sin embargo, las gafas no pueden disminuir la graduación.

Además, no usar gafas no hace que tu graduación aumente. Lo que sí puede ocurrir es que experimentes dolor de cabeza, mareos, lagrimeo o enrojecimiento en los ojos.

No obstante, en algunos casos específicos, como la ambliopía, no utilizar gafas cuando es necesario (especialmente en la infancia) puede agravar el problema.

Mito 3: «Las gafas graduadas tienen fecha de caducidad»

Las gafas graduadas no tienen una fecha de caducidad. Solo necesitan ser reemplazadas debido al desgaste por el uso o cuando la graduación cambia.

Para asegurarte de que tu graduación está actualizada, es recomendable acudir a un especialista al menos una vez al año. Si presentas síntomas como vista cansada, dolores de cabeza, visión borrosa, picazón o enrojecimiento ocular, consulta a un profesional de inmediato.

Lentes de contacto

Mito 1: «El lente de contacto puede perderse detrás del ojo»

Este es uno de los mayores temores de quienes desean usar lentes de contacto. Pero no hay de qué preocuparse: los lentes pueden moverse dentro del ojo, pero es imposible que se deslicen hacia atrás y se pierdan.

El globo ocular está cubierto por una membrana delgada que recubre la parte blanca del ojo e impide que objetos extraños se desplacen hacia el fondo del ojo.

Lo peor que puede ocurrir es que el lente se doble en la parte frontal del ojo o se desplace debajo del párpado.

Mito 2: «Los niños y adolescentes no pueden usar lentes de contacto»

Los niños y adolescentes sí pueden usar lentes de contacto. Se recomienda comenzar entre los 10 y 12 años, siempre que tengan la madurez suficiente para colocarlos, retirarlos y mantener su higiene correctamente.

Algunas de las ventajas de los lentes de contacto en niños y adolescentes incluyen:

Menor riesgo de pérdida o daño en comparación con las gafas.
✔ Son fáciles de reemplazar.
✔ Son ideales para el deporte, ya que ofrecen un campo de visión más amplio sin obstáculos.

Mito 3: «Es difícil limpiar los lentes de contacto»

El mantenimiento de los lentes de contacto es bastante sencillo y varía según el tipo de lente. Existen dos tipos principales:

  • Lentes de contacto blandos, que pueden ser:
    • Diarios: No requieren mantenimiento, simplemente se desechan después de usarlos y se colocan unos nuevos.
    • Quincenales, mensuales o anuales: Se deben limpiar con una solución única, que los desinfecta y conserva mientras no se usan.
  • Lentes de contacto rígidos: Tradicionalmente, requieren dos líquidos diferentes (uno para limpiar y otro para conservar). Sin embargo, actualmente existen soluciones combinadas que facilitan su mantenimiento.

Lo ideal es consultar con un especialista óptico para determinar la mejor opción según tus necesidades.

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