
Si últimamente notas que tu visión ya no es tan clara y nítida como antes, puede que tu salud ocular esté experimentando cambios. Tal vez te cueste leer de cerca, reconocer carteles a lo lejos o notes dolores de cabeza frecuentes después de pasar horas frente al ordenador. Ante estas señales es normal preguntarse: ¿necesito gafas?
En este artículo encontrarás las señales más habituales que indican la necesidad de gafas graduadas, los problemas visuales más comunes, los factores de riesgo y la importancia de acudir a un especialista para un diagnóstico preciso.
Señales claras que indican que necesitas gafas graduadas
Cuando la vista empieza a cambiar, el cuerpo envía señales que no hay que ignorar, Si últimamente notas molestias al enfocar, cansancio ocular, ojos secos o dolores de cabeza fuertes, puede que tu visión requiera una corrección con gafas graduadas o una revisión oftalmológica.
Algunos de los síntomas más comunes son:
- Visión borrosa: como dificultad para ver objetos de cerca (leer un libro o mirar el móvil, posible presbicia o hipermetropía), complicaciones para reconocer personas o ver objetos de lejos (posible miopía), visión distorsionada, doble o dificultad para ver contornos claros, tanto de lejos como de cerca (posible astigmatismo).
- Dolores de cabeza frecuentes: especialmente al final del día, después de leer o usar pantallas. Se deben al sobreesfuerzo de los músculos oculares para enfocar, generando una sensación de cansancio.
- Fatiga visual y molestias oculares: sensación de ardor, picor, lagrimeo constante u ojos enrojecidos. El esfuerzo visual puede provocar sequedad o reacción lagrimal.
- Entrecerrar los ojos a menudo para ver mejor: este gesto inconsciente ayuda a enfocar momentáneamente, pero no resuelve el problema de fondo. Es una clara señal de esfuerzo visual.
- Necesidad de más luz: si cada vez que enciendes más lámparas para leer, trabajar, te cuesta ver con poca iluminación o tienes dificultades para distinguir objetos de noche, puede ser una señal.
- Alejar o acerca el texto al leer: síntoma clásico de presbicia o vista cansada, común a partir de los 40.
- Mareos.
- Mala percepción de distancias.
- Dificultad para adaptarse a cambios de luz.
- Problemas de percepción de distancias o halos luminosos: ver luces con destellos o círculos brillantes alrededor de focos y farolas es otro signo frecuente.
Si te identificas con varios de estas situaciones, lo más recomendable es acudir a un oftalmólogo experto u optometrista para una revisión completa. Desde Ubika te facilitamos un buscador de ópticas para que puedas encontrar una de confianza y cerca de ti.
¿Qué problemas de la vista puedo tener?
Dependiendo de los síntomas, puedes presentar uno o varios de los siguientes defectos visuales:
- Miopía: es la dificultad para ver objetos lejanos con claridad.
- Hipermetropía: es el problema visual que dificulta el enfoque de cerca, sobre todo al leer o al usar el móvil.
- Astigmatismo: es la visión borrosa o distorsionada, tanto de lejos como de cerca.
- Presbicia o vista cansada: aparece normalmente a partir de los 40-45 años y produce dificultad para enfocar de cerca.
Es posible que un mismo paciente tenga combinados varios de estos problemas, como miopía y astigmatismo, o hipermetropía y presbicia. La bueno es que todos ellos tienen solución con unas gafas bien graduadas.
Factores de riesgo que aumentan la probabilidad de necesitar gafas
Aunque cualquier persona puede necesitar gafas graduadas en algún momento de su vida, existen varios factores que pueden aumentar la probabilidad como:
- Antecedentes familiares de miopía, hipermetropía o astigmatismo.
- Edad: la presbicia puede aparecer de forma natural a partir de los 40 años. Con el tiempo la elasticidad y capacidad de enfoque del ojo disminuyen.
- Exposición prolongada a la luz solar sin protección ocular.
- Problemas de salud como diabetes, que pueden afectar a la visión.
- Uso excesivo de pantallas: ya sea móviles, ordenadores o tablets aumentan el trabajo ocular.
Además de estos factores de riesgo, la prevención juega un papel fundamental. Adoptar hábitos saludables visuales, como realizar pausas regulares a pantallas, mantener una distancia adecuada al leer o trabajar, y pasar más tiempo al aire libre puede ayudar a proteger la vista. Estas rutinas pueden contribuir a frenar la progresión de problemas como la miopía, especialmente en niños y jóvenes. Incluir revisiones periódicas en tu rutina de salud también es conveniente para detectar cualquier alteración a tiempo.
Acude a un profesional para una revisión oftalmológica
A pesar de que las señales mencionadas pueden dar pistas, solo un especialista en salud visual puede confirmar si realmente necesitas gafas y qué graduación es la adecuada. Una revisión visual completa detectará posibles problemas visuales y evaluará la salud de tus ojos.
Graduar la vista correctamente no siempre es sencillo, ya que en muchos casos es necesario corregir más de un problema visual al mismo tiempo, como miopía y astigmatismo, o hipermetropía y presbicia. Por eso, es fundamental dejar tu salud ocular en manos de profesionales expertos, que puedan prescribir un diagnóstico exacto, recomendarte el tipo de gafa que mejor se adapta a ti y asesorarte sobre el cuidado diario de tus ojos.
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